Historia de la Fotografía Boudoir

La fotografía Boudoir es una de las formas más íntimas y personales de retratarse. Este estilo fotográfico se centra en capturar a lxs modelxs de la forma más “real” para brindarles un momento empoderante y liberador.

Gracias a ello, la fotografía Boudoir se ha convertido en uno de los estilos fotográficos más respetados y demandados. Sin embargo, la apreciación por este estilo no fue rápido ni sencillo. Es por eso que queremos compartirles la historia de este género fotográfico para apreciarlo mejor.

Antes de adentrarnos en la historia de este género fotográfico, empecemos por la definición misma de Boudoir. La palabra Boudoir significa en francés tocador – el cuarto privado de las mujeres para poder cambiarse de prendas, maquillarse y arreglarse; así como poder estar a solas y adentrarse en sus pensamientos.

El tocador era un espacio privado en donde los hombres no estaban permitidos acceder, salvo que estuvieran invitados a pasar.

En los años 1880s, la revolución fotográfica que trajo el desarrollo de la técnica dry gel on paper y la fundación de la compañía Kodak, dio inicio a nuevas tendencias y estilos artísticos en la fotografía. Uno de estos estilos fue la inclusión del desnudo, el erotismo y la sensualidad femenina.

Pese a que el cuerpo femenino desnudo ha estrado retratado en el arte y aceptado por las conductas sociales, la inclusión de la desnudez femenina en la fotografía fue inmediatamente considerado como un acto vulgar y reprochable (llegando a ser ilegal en algunas provincias). Cabe señalar que la fotografía erótica se volvió común en Francia con el enorme comercio ilícito de los postales eróticos.

Para los finales del siglo XIX e inicios del siglo XX, surgieron diversos estilos y géneros artísticos que retrataban al cuerpo desnudo de una manera más abierta y gráfica. La fotografía Boudoir, a diferencia del resto de los estilos que mostraban el cuerpo desnudo como fuente de deseo, rápidamente se distinguió y solidificó en su propio género fotográfico al tener como base un enfoque más personal y empoderante.

Recordando lo que simbolizaba la Chica Gibbson, las mujeres comenzaron a tener mayor control sobre cómo se les percibía en la sociedad. Esto impulsó a que en la fotografía las mujeres sean retratadas de tal forma que mostrase quiénes eran con autenticidad – tanto en un ambiento público, así como en privado.

La fotografía Boudoir siempre ha sido un movimiento progresista que les regresaba el control y poder a las mujeres.

Con el fin de la Primera Guerra Mundial y el rol proactivo de las mujeres en la sociedad y en el sector laboral, la representación de las mujeres en la fotografía Boudoir tomó una enfoque más atrevido e íntimo, teniendo al fotógrafo Albert Arthur Allen como el mayor exponente este género en desarrollo.

El trabajo de Albert A. Allen puede considerarse como el verdadero inicio de la fotografía Boudoir moderna. A pesar de que ya había otros fotógrafos innovadores en la fotografía erótica y al desnudo artístico (Anne W. Brigmann, Jean Angélou, Alfred Cheney Johnston, Gaudenzio Marconi y Julian Mandel), Allen se distinguió por su particular expresión artística que reflejaba la belleza de las mujeres, sin importar su perfil y complexión corporal. Aunque la práctica y posesión de las fotografías de desnudos continuaron siendo mal vistas por la población e ilegales.

No obstante, para la década de los 1940s, la presentación de las imágenes que presentaban al cuerpo femenino al desnudo o en un escenario sensual comenzaron a ser más aceptadas por la popularización del arte Pin-Up en la Segunda Guerra Mundial – el arte Pin-Up se destaca por ilustrar a mujeres coquetas y con una complexión super idealizada. Al mismo tiempo, en Hollywood surgió un boom de Bombshells que simbolizaban la belleza femenina (física y de carácter) a seguir, con Marilyn Monroe siendo la más trascendente.

Sin embargo, pese a que Marilyn Monroe haya significado un cambio en la apreciación del cuerpo femenino, éste permanecía siendo realizada desde el punto de vista masculino, seguían siendo cosificadas y sexualizadas. La celebración hacia el cuerpo de la mujer que se le atribuye actualmente a la fotografía Boudoir no llegaba aún.

Pero para la década de los 1970s, el movimiento feminista y la liberación sexual ocasionaron una nueva revolución cultural que abandonaba el ideal de la belleza femenina y se abrazaba al cuerpo en su ser más genuino. Fue este punto de quiebre lo que hizo que la fotografía Boudoir terminase de distinguirse del nuevo concepto de la fotografía erótica y Glamour (siendo explotadas para las revistas como Playboy y Penthouse) y pudiera llegar a lo que es hoy en día.

El Boudoir representa la belleza de nuestros cuerpos en su forma más pura y auténtica.

La fotografía Boudoir ya no sólo es aceptada, sino que también es uno de los géneros fotográficos más respetados que hay. En un mundo donde sigue la insistencia de mostrar a la delgadez como sinónimo de salud y belleza, el Boudoir siempre destacará por su celebración a nuestros cuerpos y su belleza. Definitivamente, el Boudoir vino para quedarse.

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